Tiene algo de milagroso. Basta con adentrarse en un sendero boscoso o asomarse a un acantilado con vistas al Cantábrico para sentir el estrés esfumarse y las preocupaciones diarias volatilizarse. Y si de naturaleza se trata, el Principado de Asturias es inagotable, perfecto para perderte si buscas relajación profunda o para encontrarte si quieres reunirte con los tuyos o con gentes nuevas.