Bonita palabra. Protagonista mediática absoluta de la semana, la palabra «arancel» podría ser el nombre de un tipo de árbol (un bosque de aranceles, por ejemplo), de un baile folclórico, de una herramienta de alta precisión («esto lo arreglo yo con el arancel, pásamelo»). Pero ahí donde la ves es algo que puede hundir al mundo. La definición: «Tarifa determinante de los derechos que se han de pagar en varios servicios (aduanas, etc…) o establecida para remunerar a ciertos profesionales». Como padre y marido, otra cosa no, pero profesional soy un rato, así que me pongo a ello e implanto la tasa en mis dominios. Cada cosa que se me pide, arancel que le meto. .

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